Yo cuando creía que una persona qué había currado mas de 50 años;le daban la medalla del trabajo.
Pero solo se la dan a los famosos o a aquellos que puedan demostrarlo.
Yo hoy les voy a relatar, lo que ha siso mi vida, desde que era una niña; pues ya lo reflejo en el libro que he escrito de mis memorias.
Pues bien cuando yo tenia 8 añitos;iba con mi abuela a comprar verduras al por mayor, en la Plaza que había en la Corredera del Cristo al lado de la "Plaza de Abasto" Donde hoy esta la oficina de Turismo. Íbamos a las 8 de la mañana .y luego mi abuela se ponía un cesto al cuadril y yo otro y cocíamos del asa un cesto de 2 asas, entre ella y yo. Nos íbamos a vender las mercancías, por varias calles de la Ciudad, llamábamos en aquellos llamadores que había en forma de mano, pues las casas casi todas eran de planta baja, excepto algunas que tenían 2 plantas Solíamos ir a la calle de Mesones,Cerería y San Gines.Teníamos muy buena clientela que solían comprarnos acelgas,espinacas,cebolletas ect.. ect.. que es lo que llevábamos por entonces.
Cuando terminabamos la venta sobre las 11 de la mañana nos íbamos a poner un puesto de "Chuches" en la esquina de la calle de Mesones hoy llamada "Plaza de Zamora". Poníamos una tarima, con una sabana blanca (eso si muy limpita).El kiosco consistía en un cajón grandioso que nos daban en los estancos, que tenían unas rendijas que entraba un frió que calaba hasta los huesos.Nosotras poníamos calefacción central que consista en una ·Braserilla de picón" que poníamos en el centro del cajón y que nos salían unas cabrillas que dejaban marcadas las piernas.Pero como siempre hay personas buenas, una señora se compadecio de nuestra situación y nos regalo una lona para que cubriríamos el "cajon" que para nosotras era como poner calefacción; pues ya no nos entraba el frío, ni las gotas de agua de los inviernos lluviosos
Yo el dia que la pusimos no podía conciliar el sueño de la ilusión que nos hizo.
Luego ampliamos el negocio, púes puso mi abuela una caldera para asar "Castañas" que las hacia de cine.Pues procuraba de comprar cosas de calidad y había unas que eran hermosas e injertas que cuando las asaban se desprendía la cascara y llamaban la atención a todos los viandantes que por allí pasaban y compraban la perra gorda, que es lo que solía costar un cucurucho.
Los domingos combinamos el negocio (Solo las castañas) a la Plaza del Calderón que nos puníamos en la puerta del cine, que había en el infantil. A mi me daba mucha envidia ver a los niños entrar a las Películas de Tarzan y yo me quedaba fuera pasando mucho frío.
Pero gracias a Dios todo paso y hoy solo me queda el recuerdo de mi niñez
Hoy estoy contenta (aunque he seguido trabajando hasta que me he jubilado ) y disfruto a mi manera o sea a lo que me dejan los años que ya tengo.
Un saludo de María Luisa